El número de infecciones con el VIH entre las mujeres sigue aumentando y está alcanzando y superando rápidamente el número de infecciones entre los hombres. De los 5,6 millones de adultos recién infectados que había en 1999, 2,3 millones eran mujeres.
La gran mayoría de personas infectadas con el VIH (el 95%), vive en los países en desarrollo donde la situación ha seguido empeorando. Esta verdad se aplica especialmente a África, donde la tasa de infecciones entre las mujeres es superior a la correspondiente a los hombres. Las mujeres menores de 25 años son las que están más expuestas a contraer la infección.
Se ha reconocido que la vulnerabilidad de las mujeres al VIH/SIDA, se debe tanto a factores biológicos como factores culturales, como la falta de conocimientos y de acceso a la información, la dependencia económica y, en muchos casos, la falta de control sobre las circunstancias en que se lleva a cabo el acto sexual. El acceso de las mujeres infectadas a la atención de la salud, especialmente en los países en desarrollo, es muy limitado debido a la disminución de los gastos en la esfera de la atención de la salud y a que los recursos disponibles se han gastado desproporcionadamente en los hombres.
Muchos países también han reconocido los peligros vinculados a la propagación de las Infecciones de transmisión sexual que presentan un gran peligro para la salud reproductiva, y pueden provocar la infecundidad.
Algunos de los factores socioculturales que impiden que las mujeres y niñas se beneficien de servicios de salud de calidad y alcancen el máximo nivel posible de salud son:
- las desigualdades en las relaciones de poder entre hombres y mujeres;
- las normas sociales que reducen las posibilidades de recibir educación y encontrar oportunidades de empleo;
- la atención exclusiva a las funciones reproductoras de la mujer, y
- el padecimiento potencial o real de violencia física, sexual y emocional.
Se espera, entonces, que la sociedad, y no sólo la medicina, la que debe cambiar, para respetar la dignidad y las exigencias de la mujer. Sobre todo, cambiar la cultura social, que a menudo promueve modelos de comportamiento y pseudovalores contrarios al verdadero respeto que se debe a la dignidad y a la salud de la mujer.
Por tanto, TIENE que promoverse en cada sociedad y/o población, la responsabilidad social para combatir las condiciones de miseria, la violencia sobre niños y niñas, la explotación de la corporeidad de la mujer con la pornografía y la prostitución, el empleo de los niños, las condiciones de inferioridad de la mujer en las concepciones jurídicas y en las estructuras sociales y laborales.
En pocas palabras, debe difundirse los valores morales a través de la educación, pero una EDUCACIÓN DE CALIDAD, donde la primera contribución a la salud de la mujer, debe estar constituida por un cambio de civilización y de cultura, en la cual los creyentes puedan ofrecer una contribución decisiva para toda la humanidad.
MUJER, TU EXISTENCIA ES FUNDAMENTAL PARA LA SOCIEDAD... SIN TI, SERÍA INCONCEBIBLE LA VIDA... VALORATE Y CUIDATE